Mi prima la de Burgos (Meri, como leas esto me desheredas fijo), que es muy, pero que muy lista, me enseñó hace muchos años, las tres preguntas de oro que toda chica que se precie de serlo ha de hacerse a la hora de salir de compras:
A ver…
Tú te encuentras ante ese objeto de deseo, plenamente convencida de la necesidad perentoria de hacerlo tuyo, de poseerlo, pero con la duda de si es prudente llevártelo o no y te preguntas:
- Me lo merezco?
- Me lo puedo permitir?
- Mi VISA funciona?
Si las tres preguntas tienen su correspondiente respuesta afirmativa, chica, el camino está claro y sales de la tienda con una bolsa más y si has sido pero que muy buena y te quieres mucho, incluso puede ser que con varias, por mona.
Porque tengamos las cosas claras… Quién hay que se lo merezca más que una misma? Nadie! Y hombre, como podérnoslo permitir, pfff… seguro que algo se puede hacer, a no ser que esté la cosa muy grave, que lo está, para qué engañarnos nenitas. Si no es aquel Balmain impresionanteimpresionante de mi amiga Chantal, pues una se conforma con San H&M (lo siento señor Ortega, que no soy de sus acólitas hasta que no hagan vaqueros para piernas TAN largas como las mías, pssssh) y si no, pues las hay que se consuelan con una Horchata con Fartons. Uyyyy, no, eso tampoco, que da al traste con mi Operación Bikini. Hala! Ya la hemos j&%$%#ío.Pues bueno, que te vas y te decides y entras arrasando en H&M, y ahí está el vestidito ideal para el cumple de Antoñita que, justo justo, es esta noche y no tienes en el armario nada que ponerte. Pero nada nada, eh? Y mira por donde, queda uno y es justo de tu talla. Si es que estábais predestinados…
El problema comienza cuando te diriges a la caja, que parece que vayas por una calle del lejano oeste, con la bola esa de pelusa desértica rodando y al llegar, abres la cartera y te enfrentas con la de plástico, que parece que te mira con cara de «Ya te vale, bonita, menudo mesecito me estás dando, francaloquevienesiendomente». La sacas, jaleando para tus adentros: «Que funcione, que funcione, que funcione». Y la rubia de la caja va y la pasa por la maquinita y oyes el dichoso pitidito. «Uy, no me la coge eh? No tienes otra?»,- y jurarías que es Gracita Morales con pinta de go-gó recauchutada,- «Pues no bonita, mira la Einstein siliconada ésta, no tengo otra, será la banda, que está rallada, prueba otra vez, tú prueba, prueba, que seguro seguro que hay saldo…» Y mientras una gota de sudor recorre tu nuca, te encomiendas a San Expedito, Santa Rita y San Antonio del Porquet haciendo números mentales de manera frenética cuando de repente tachán! A la novena se obra el milagro y la lumbreras peliteñida te pasa el ticket para que firmes tu sentencia.
Pues eso, que sales de la tienda con tu bolsa como quien sale de la Maison Chanel, un apaño rutilante para la noche en forma de vestidito acrílico 2×1, nena, nena, nena, éxito asegurado, Vaya, que caminas por la calle con una sonrisa de oreja a oreja y sintiéndote Becks con su Birkin verde en vez del bolso que te regalaron con la revista del mes pasado, que sí, muy mono, pero vaya, con ese tufillo plasticoso… caray, como que no es lo mismo!!!
me encanta tu blog mibelu y estoy contigo, hay que darse algún capricho y sino se puede pues a investigar en ZARA, Blanco y H&M que nosotras siempre encontramos algo que nadie ha visto y encima ni es hortero ni es talla XXXXSSSS…y que nos queda de lujo!Love