Tengo vecinos nuevos. Después de catorce años de compartir pared, libros, tupers y alguna que otra noche de terraza, verano y copas, va, se me largan y me los cambian por otros cuyas costumbres desconozco y ellos las mías (exquisitas, claro está). Eso sí, su gato aún me visita. Rebonicomiau.
Estuve pensando que una mudanza es un poco como romper una relación. Resetear, lavarse la cara, volver a empezar. Embalar cuidadosamente una etapa, deshacerte de los recuerdos que ya no sirven, quedarte con los momentos buenos, los días preciosos y llevártelos contigo a otro hogar al que llamar tuyo.
Menuda pereza. No me gustan las mudanzas, igual que no me gusta romper lazos con la gente que me importó un día. Me cuesta entenderlo. Quizá es porque soy Tauro y los cambios no nos atraen demasiado. Cuanto menos si son forzados y sin mucho que poder hacer para remediarlo por nuestra parte, claro. Pero oye, fuerza, barbilla alta, valor, y para delante, no hay otro camino.
Es tóxico el guardar esos buenos momentos en algún cajón del cerebro y/o corazón para que afloren cuando menos te lo esperas? No sería más sano tomarte una pastillita que te los borrara forever and ever, dado que decidieron o decidiste que ya no iban a formar parte de tu existencia? Las han inventado? No sé si las tomaría, pero que me avisen. Nunca sabe una lo que le va a convenir.
Y si la vida es tan hija de una hiena que te los vuelve a poner justo delante para que te tropieces de bruces con ellos a traición cuando menos te lo esperes? Qué se hace entonces? Cómo se mira a los ojos a quién quisiste y ni siquiera se despidió? Cómo abrazar al que llamabas amigo y desapareció? Cómo olvidar un olor que se amó? Y cómo narices es posible que, incluso con todo eso, según a quién, les dediques un pensamiento de añoranza, de cariño, de desearles luz? Ayshhhh
Para mí, que soy tonta del día que pidas, la respuesta es simple. Lo que el cardiotirano mande. Lo que te salga de la patata, lo que te nazca del epicentro mismo de las tripas bajas right here, right now. Cuando se dé, si es que se tiene que dar, ya me lo pensaré. O no, y actuaré como me salga. Y punto.
Total, de ésta no vamos a salir vivos. Que nos quiten lo latido.
Ps. Vecinita, tengo un libro pa devolverte!