No sé cómo lo verás tú, pero para mí, verano significa tiempo. Tiempo al que le sobra el reloj. Tiempo para agarrarme a lo y los que más quiero. Tiempo disfrutón. De risas en la orilla a la luz de la luna, de lectura lenta, mar infinita y deliciosas siestas mecidas por el rumor salvajemente acompasado de las olas que azotan la roca hirsuta. La temperatura se vuelve un detalle. Un polo de naranja un 20 de agosto se merece una estrella Michelín. Regresamos a lo que de verdad importa. Volvemos a Vivir. No se te olvide: ‘La vida es ya’.