8.27 AM. El técnico del gas con el que había quedado y que llegaba media hora tarde empujaba mi mejor botella de aceite de oliva virgen haciéndola estallar contra el suelo, llenando la cocina de una marejada de aceite y cristales. La incauta de mi caniche (no tengo perrra, que tengo caniche) se empeñaba en lamer el exuberante líquido, hubiera vidrio o no, así de precioso era su color y su aroma. No le importaba añadir sangre de perrra a la mezcla…
Luego, sin verlo venir, apenas hace unas horas, la que se ha estrellado he sido yo.
Un Amigo con el que compartí infancia, veranos, caballos y adolescencia feroz ha muerto. Así, sin previo aviso ni anestesia, de bofetada. Increíble. Shock y lágrimas crueles.
Ser sutil, brillante, carismático, sensible y bueno. Bueno de verdad. De repente, en un nanosegundo despiadado me he visto transportada a mis coletas y al aroma familiar del arroz en fessols i naps de su madre, he vuelto, con sus hermanos, a utilizar las cortinas como lianas ante el estupor furioso de mi madre y he vuelto a hacer aguadillas con esos bárbaros en la piscina, he vivido excursiones y aventuras de Pascua en bici, he trepado a los árboles, he cabalgado a lomos de mi dálmata y me he subido a un dos caballos repleto de niños. Me he teletransportado a las calcomanías de mis brazos acharolados, a las costras de mis rodillas. Y a unos vaqueros amarillos. Y a Barbra Streisand. Y a Terre, de Hermés.
Tuvo la valentía de desnudar su alma, de enseñar su piel y con ella su identidad, su genio creador, su cordura loca. Qué suerte haber amado tan profundamente como él, de haberse aferrado a su alma gemela, insomne roto de dolor. Qué suerte haber sentido tan a fuego. Qué suerte la mía de haberlo abrazado, haber compartido secretos, haberlo querido.
Hoy es un día triste. Muy triste. Como ese oro líquido derramado. Como el precioso cristal estallado en mil pedazos. Sin sentido. Triste y sin sentido. Y sin embargo, pienso celebrar tu vida de la mejor manera que se me ocurra. Tú eras un lujo.
Allá donde estés, te quiero. Si hay un Dios, le diseñarás collares y anillos, creando otro universo de belleza infinita.
Pobre Nicanor.
Que tenga mucha paz y se lleve mucho amor donde esté.
Las idas y venidas siempre tienen sentido, pero no tienen porqué gustarnos ni entenderlas.
Siempre sonará Barbra!
Animo Bel