Café mañanero con mi hermana hace unos días que ahora me doy cuenta que son meses ya.
Me piponea que ha leído en la prensa que han muerto dos sacerdotes. En Colombia. Con un par de tiros descerrajados en la cabeza. Y por un encargo que ellos mismos pagaron. Perdona???
Eran gays y uno de ellos con sida en fase terminal. El otro con sífilis, casi nada… Que incapaces de vivir separados encargaron a unos sicarios que los «suicidaran» puesto que ellos, a saber si por desesperación o por temor de Dios, no se atrevían a enviarse al otro barrio… Me dio que pensar en la incongruencia de la situación.
Eres sacerdote, entregas tu vida a Dios pero sirves a un dios menor,- más mundano,- con el que (o no) duermes. No sólo amor de hombre, que ya la Iglesia reprobaría, sino un paso (o dos de gigante para adelante) más allá, amor homosexual. Amor en cualquier caso.
Y entonces llega una enfermedad, el dedo acusador, la ira divina del Dios traicionado. Y de perdidos al río, hacen pacto de muerte. Y además, de Paganini. Se aseguran vuelo directito para el averno.
No dejo de pensar en el pánico de las horas antes, del tic tac de los minutos previos sabiendo que esta vez sí de veras, te viene a cazar la Parca que tú mismo pagaste. Qué terror, qué vértigo.
Es eso de valientes? De cobardes? Es ser consecuentes con un credo? O crear una nueva religión de AmorSinTíYaNoVivo? O qué??? Mucho que pensar para ser tan sólo martes…
Y tú qué piensas?