Día dos.. y medio
No entraba en mis planes llegar siquiera a un día dos, pero este lapso de insomnio que verás mañana mis ojeras,- suerte que me imprimen carácter,- me ha hecho recordar que he tenido una tarde tonta que me ha dado razones para que sí, que haya un día dos. Así que allá va:
1.) Centro de Valencia. Media tarde… tarde. Desde la atalaya de mi volante he podido contemplar sin pudor a un iluminado de la guitarra, los fogones y el verbo trasteando en su balcón a torso descubierto. Halaaa! O era Olééé? Momento inesperado, fugaz y único, como los momentos de felicidad que dan brochazos de color al asfalto de la vida. Ponga un Patch en su vida, oiga!
2.) Y no necesariamente en este órden, reencuentro con una amiga a la que hacía pfffff que no veía. Qué guapa estás, repugnanta! Momento inesperado, fugaz y chulo. Me ha gustado. Quiero más.
3.) Mi camino a casa. Mi momento volante. Sólo para mí. Lluvia suave y banda sonora buena. Jimmy Sommerville con una versión que nunca escuché, Joe Cocker, Earth, Wind & Fire, September. Sonrisa.
De repente, arco iris de parte a parte. Sonrisa XXL de oreja a oreja. Momento absolutamente inesperado, fugaz y glorioso para culminar mi día.
Para el coche, Bel, que hay cosas que merece la pena fotografiar. Como los campos de girasoles o las chorradas que me salen al paso. Bendito iPhone.
Sólo para que veas que hasta en La Coma luce el arco iris. Otra cosa es que sepan verlo. Ahí o en la Milla de Oro…