No suelo yo variar a la hora de mimar mi pelo, pero hoy he sido infiel
a mi Tomás. Quién me mandará. Pa qué te metes, Manolete. Si es que poco me
pasa…
a mi Tomás. Quién me mandará. Pa qué te metes, Manolete. Si es que poco me
pasa…
Pelu de barrio. Restándome años y salitres
así, de urgencia, con alevosía e improvisación post vacacional.
así, de urgencia, con alevosía e improvisación post vacacional.
En cuestión de hora y poco pico me han
quitado canas y me han perforado los oídos. Lo que no sé es cómo no se me ha
puesto toda la cabeza como la nieve del susto.
quitado canas y me han perforado los oídos. Lo que no sé es cómo no se me ha
puesto toda la cabeza como la nieve del susto.
Por un mismo precio, peluquería y El
Club de la Comedia, llenito de monologuistas amateurs, de alarido fácil y
torrente de palabras destarifadas, de esos que es imposible eludir,
deli-dolorosamente salpicado con perlas como el clásico «me
se», «te se», «crocleta» o «déjalo sinós…» y los
innovadores «supusiendo» o
«maníacamente prefeccionista» y algún otro que se me escapa pero que ya recordaré, ya.
Club de la Comedia, llenito de monologuistas amateurs, de alarido fácil y
torrente de palabras destarifadas, de esos que es imposible eludir,
deli-dolorosamente salpicado con perlas como el clásico «me
se», «te se», «crocleta» o «déjalo sinós…» y los
innovadores «supusiendo» o
«maníacamente prefeccionista» y algún otro que se me escapa pero que ya recordaré, ya.
Todos ellos perpetrados por La
Mari Tere y El Toño. Grandes, leñe!
Mari Tere y El Toño. Grandes, leñe!
Ah! Y me han llamado Reina Mora,
claro…
claro…
Y me han descubierto que mi piel es valiente…
(ésto último ya lo sabía).
(ésto último ya lo sabía).
Mi pelo ha quedado fenomenal. Mis oídos, para
desinfectar.
desinfectar.
A puntito he estado de dejar salir a pasear a la pedante que llevo dentro para corregir alguno de los sapos que he visto salir de sus fauces, pero para ser sincera, la cosa me ha parecido una experiencia delirante y surrealista. Y me he callado.
Me ha frenado el temor a las manchas de tinte. Y a la
plancha. Y a los cardados de los ochenta. Y los vapores de la mascarilla de
piña colada. Magnífica «deliciosidad». He rechazado
amablemente pasar por la tijera de El Toño. Me da miedo. No menosprecies nunca el poder de un peluquero cabreado.
plancha. Y a los cardados de los ochenta. Y los vapores de la mascarilla de
piña colada. Magnífica «deliciosidad». He rechazado
amablemente pasar por la tijera de El Toño. Me da miedo. No menosprecies nunca el poder de un peluquero cabreado.
Sólo por el afán seguir aumentando mi bestiario de palabros creo que me «arriesgaré» y volveré. Por eso y por la piña
colada. Tengo tanto que aprender. Mi piel es valiente!
colada. Tengo tanto que aprender. Mi piel es valiente!
Ya estoy preparada para las estaciones frías. Y curada de espanto!
Sirve ésta como entrada de blog después de
tanto tiempo de abandono? Para romper la mano, digo…
tanto tiempo de abandono? Para romper la mano, digo…
Va por ese que este verano me confesó que
se emociona entre mis líneas. Mola, Mr.G.
se emociona entre mis líneas. Mola, Mr.G.