El amor es inesperado y es inconveniente. Aparece cuando ni siquiera lo buscas y te trastoca los planes. Es un terrorista sin piedad. Te sume en un caos que te consume y te devasta.
Es una putada que no puedes (ni quieres) evitar. Es una obsesión, un peligro constante, mil hormigas por la ropa. Es una fijación grapada a tu cabeza.
De apenas empezar a conocer a alguien, es capaz de llevarte hasta la desconcertante sensación de pertenecer, de reconocerte, de quitarte los zapatos y ponerte ropa cómoda porque finamente has llegado a casa. Fin de trayecto.
Dopamina, norepinefrina, serotonina, feniletilamina en producción masiva. De repente eres un satélite que gira en danza delirante alrededor de un único objeto de deseo.
Como un mantra interminable, que resuena en tu cabeza, sientes una irrefrenable necesidad de gritar que te carcome las tripas y te mata : ‘Ahora sí, contigo sí, contigo donde sea, contigo siempre’.
Enamórate. Loca, inconsciente e irremediablemente. Sin pensarlo. Déjate llevar. Siéntete más viva que nunca. Qué más dará si es tan sólo sexo o es Amor nada más.
Enamórate.De tu amigo de toda la vida, total, como decía aquel, qué es el Amor sino una amistad con momentos eróticos? Enamórate del tipo raruno que conociste ayer en Tinder o del vecino del sexto. Enamórate.
Aunque sólo sea egoístamente porque no hay brillo mejor para la piel y los ojos. Que no hay bisturí que aporte toda esa elastina y colágeno… de manera tan placentera.
Porque como decía Barbra Streisand, por muy atentado que sea, mientras dura, te sientes de puta madre.
Y mientras dure, que sea eterno. Pero que sea!