Uno más. Entre prisas y carreras no me he dado cuenta de que se me ha venido uno más encima, con facilidad, como si no costara.
Debería ponerme a pensar en todo lo que me ha traído y lo que me he ido dejando por el camino, bueno y no tanto, que seguro que algo encuentro. Pshh…
Pero mira por donde, sigo teniendo prisa y muchas cosas pendientes por hacer, así que no me da tiempo a hacer autopsias ni por un momento. Y además tampoco me apetece.
Ahora toca vivir este recién estrenado a fondo, sin duda y aprendiendo de una puñetera vez, por ejemplo, a decir que no, sabiendo también que hace tiempo que no me da la gana de perderme ni una, que los trenes me toca cogerlos así, en marcha, corriendo, para que no me lo cuenten, para no quedarme en el «y si…», tal y como siempre me ha gustado y no siempre me he atrevido. Y sabiendo incluso con dolor que lo que no está para mí, simplemente no está, hay que querer tanto como para saber dejar ir. Siempre ha sido así. Agua que no has de beber…
Y yo, para los míos, sin justificar nada de lo que haga, dándolo todo. Es que hay otra manera? Probablemente sí, pero a mí se me queda corta cortísima. Una gran mentira. Y a mí, como bien sabes, las mentiras me provocan arcadas.
Así que sin pensar, cierro los ojos, pido un deseo (sólo uno? tengo miles que no te he contado) y soplo las velas aún con fe en que se cumplan todos.
El siguiente!!!