Me regalas una sonrisa recién estrenada, que aún me huele a nueva. Te la cambio por otra tatuada, que yo la tengo repe, para que ya no se te borre nunca. Veo que te has reinventado, una pieza aquí, otra allá y ahora te veo más tú. Y me gusta el resultado del puzzle. Y lo sonoro de tu risa viva.
Te regalo el dulce de los dátiles de mis palmeras, un abrazo de rayo de sol de enero y una manta de pedacitos de mar para que lo recuerdes cuando haya tormenta de nieve esta Navidad. Que la habrá, grande, gélida y desangelada, lo sé y lo sabes… y qué? Ya hemos pasado por otras antes. Y aquí seguimos.
Pero yo, que te sé valiente, más fuerte de lo que ni tú ni yo llegamos nunca a imaginar, haré un par de margaritas con la sal de una lágrima fugitiva. Para comernos las limas de este año a bocados. Que todo esto también está de paso. Aunque ya no tenga remedio. Ya verás.
Al final, llega, como siempre la primavera. Hasta allí en tu país de las nieves eternas.
Hasta para los corazones rotos sin esperanza se inventan tiritas. Como todo, a golpe de cariño.
Días de borrasca vísperas de resplandores…
Me reencanta….que lo sepas!!!…y la parte de tomar unos margaritas…ufffff…