Hay noches en que me tiembla la piel no sé porqué. O sí lo sé.
Hay tardes en que el que mueve los hilos me toca un hombro, recordándome que, aunque no siempre sea consciente, está ahí, lo quiera o no.
Y mañanas aún frías en las que doy gracias de que por fin vuelva a envolverme una ráfaga de azahar o una llovizna suave que me dice que el invierno ya se larga, que ya era hora, qué ganas tenía!
Hay días en que sin duda, la vida merece de verdad la pena. Pero de verdad.
Aunque aparentemente, no suceda nada.
Aunque todo, en teoría, parezca continuar igual que siempre.
Hay tardes en que, a solas, vuelvo a creer. Y a sonreir convencida.
Aunque me asuste. Y calle.
(…)
PS. Sonará cursi pero esta mañana explotó la primera flor de jazmín de mi reja. Y detrás de ella, sé que vendrá una explosión de flores, una mascletá blanca y perfumada a seguirla. Hueles? Es la pólvora. Y el jazmín. Todo revuelto. Qué grande…
Me encanta! 🙂