Tooodas las mañanas de trabajo conduzco desde casa mi cocherito leré, lo dejo en la estación y cojo el Metro. Es la última. Y que conste que no me gusta el metro. No me gusta! Pero reconozco que le estoy encontrando el punto de interés. Increíble pero cierto.
Subo al andén, paso mi tarjetita, pip! me siento en un banco, me enchufo mi música, abro mi libro, espero al tren y me olvido del mundo y de mí. Ya podría pasar Jude Law (no, mal ejemplo, de Jude Law me enteraría), Gerard Butler (no, de él me enteraría también, de Vin Diesel ni hablamos, ufff). bueno, lo que sea, que me despisto. Ya podría pasar qué sé yo quién, que no me enteraría. Yo, a la mía. Llega el tren, me siento en un sitio cara al sol (cuando hay, claro) y vuelvo a mi libro, como diría Umbral.
Creo que pocas veces en mi vida he tenido una vena lectora tan fantástica como la que tengo ahora en esos ratos cortos de chucu-chú. Y lo mejor es que observo. La gente lee! Contrariamente a lo que siempre había pensado, veo a más gente de la que pensaba desenfundando sus libritos, sentados o de pie, poco importa. Eso sí me gusta, ves?
Llámame snob. Lo soy. No me gusta ese olor acre que despiden la vías, el inhóspito ambiente frío de los subterráneos, que se me antojan un submundo feo, húmedo y gris al que siento que no pertenezco de ninguna manera. Nada más lejos de lo sublime del Metro de Moscú. Extraño la luz, el calor de estos primeros rayos de sol en la primavera, el aire no viciado en la cara, los colores.
Me asusta la manada de gente que vomitan las bocas de Metro y escupen los trenes al abrirse sus puertas, que no te miran, que no reparan siquiera, que van, como autómatas direccionados a un destino que poco me importa, la verdad, porque yo a ellos tampoco les importo. Ni siquiera me ven. Para ellos soy una autómata más.
Parapetada tras el refugio de mis gafas de espejo, soy invisible. Tras ese cristal de seguridad, en mis oídos, en mi cabeza, desaparezco, pero no estoy sola; me acompañan Beyoncé, Alejandro Fernández, Lady Gaga, The Cure, Bombón Jovi, Adele, Sinatra, Marta Sánchez, Abba, Depeche Mode y tantísimos otros que dan ritmo a mi corazón y compás enérgico a mis pasos, que me arrancan un suspiro, una sonrisa, que me hacen mirar altiva a la horda que hace cola en la escalera mecánica mientras yo trepo solitaria mis seis interminables tramos de peldaños emulando a Rocky como una campeona: «The Eye of the Tigeeeer»!!! Arribaaa!!! No hay dolor, no hay dolor!!!
Es una jungla subterránea que ni la de «Demolition Man», con su fauna variopinta: Esa gitana de 15, salvaje, aún no consciente de que es preciosa como ninguna, con caracoles por pelo y ojos tan verdes que asustan y que terminará, lo veo, con nueve mocosos alrededor berreando «maaaaaama», el pelo como un mocho y el culo de aquí a Castellón.
El corrillo de cincuentonas de camino al trabajo cotilleando de sus maridos. Que si ayer le hice potaje a mi Antonio, que si tú con qué limpias los baldosines, que hay que ver como se pone de manchas mi Manué.
La chachipandi de puberturosos plagados de rastas, piercings, granos purulentos, looks góticos o pantalones por debajo de las nalgas camino al instituto, si no al reformatorio. Por favor! Que alguien me explique cómo consiguen que no se les caigan los vaqueros!!!
Ah! Y luego, la variedad étnica, que ni en el Bronx: Negros de todas las tonalidades, que te indican si vienen directamente de Senegal o más bien corre por sus venas sangre latina, chinos planeando abrir nuevos bazares, y musulmanes, ellas tapadas hasta las cejas, con la vista gacha, con el gesto triste y esquivo ya hasta en las bebés. Y los altísimos sijs con sus coloridos turbantes y sus pobladas barbas,- sabías que son la quinta religión del mundo en número de adeptos??? Me fascinan!!! Son la nota de color en este subterráneo gris.
Y yo, que todo lo observo, me empapo de toda esa diversidad, invento mil colores para plasmarlos y pienso: Qué suerte que llegamos al final del tunel. Qué suerte volver a ver la luz.
Llámame Snob! No me gusta el metro. Pero me encanta un buen tren. Me llevas?
Tigresa campeona.
me encanta, de verdad.
Pd.- Quiero mis derechos de copyright!
muy güeno, Bel……..besets!!!