A un tirillas de coña…
Este octubre difícil, este otoño agridulce, estas contenidas ganas de llorar que se convierten en cataratas con los jodidos Carpenters al volante… Sus lunes inesperados, brillantes, amarillos, luminosos y sorprendentes los has construído tú. Tú, tú, tururú.
Un lunes la vida te sorprende, a veces alguien que apenas conoces te abraza. En ocasiones, alguien que no esperas te escucha, te ve, te da la mano y los lunes se transforman en viernes.
Ese lunes sin esperarlo aparece un gigante valiente que ha atravesado mil guerras sin perder esa sonrisa que luce y te llena el banco de Nat King Cole, te insufla ganas, arranque, ilusión. Te levanta la barbilla y te obliga a levantar la cabeza, para que no se te caiga la corona, como decía aquella sabia.
Ese lunes sin esperarlo aparece un gigante valiente que ha atravesado mil guerras sin perder esa sonrisa que luce y te llena el banco de Nat King Cole, te insufla ganas, arranque, ilusión. Te levanta la barbilla y te obliga a levantar la cabeza, para que no se te caiga la corona, como decía aquella sabia.
Te prometo que ya te estoy haciendo caso. Cada vez que me aparezca una nube, sé que me voy a acordar de tu sonrisa con patas. El que mueve los hilos me rodea con sus ángeles para crear magia.
Fuerza, fe, patada en el suelo y vuelta a la carga. Valiente has de ser, quieras o no quieras. Cierra puertas, que ya abro yo las ventanas. Y qué ventanales! Lo mejor está por llegar. Sin duda. Dudo que tengas conciencia el milagrito que has obrado. Tengo que acordarme de contártelo. Y de comprarme una camisa de cuadros. Rojos y verdes. Como una Navidad continua.
Donde quiera que estés, te mando un abrazo de leñador canadiense. Acabado en una sonrisa.
https://youtu.be/LLPj2h0N3bU