A Dios pongo por testigo
Jo, qué harta estoy de la crisis. Cada vez que la oigo nombrar,- o sea, cada día, a cada hora,- no puedo evitar acordarme de Escarlata O’Hara sentada en el porche de Tara con su vestido blanco y verde, entre los dos gemelos pelirrojos haciendo mohínes y quejándose de lo aburrida que estaba de oir…