Pequeño cuento lacrimoso
La mañana que él se tuvo que ir llovía tanto que a ella se le inundó el alma. Se anegaron los alcorques y no daban abasto los sumideros. Tan grande era su pena. Tan terrible el miedo de perderle para siempre. En cuanto su figura desapareció tras la puerta, el alma de ella se volvió…