Expira, inspira
Veintisiete minutos me bastaron anoche para frenar. En seco. Para soltar el móvil y mirar alrededor. Veintisiete minutos para desnudarme, quitarme el uniforme de autómata, respirar hondo, varias veces, bajar las pulsaciones, absorber el ozono de la tormenta de verano y ver, que no mirar. Ver los grises apagados, lejanos y tenues de las montañas,…